LA
GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ESPAÑOLA
ÍNDICE
Y EPÍGRAFES DEL TRABAJO
INTRODUCCIÓN PREVIA: CONCEPTO DE LA
GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
1. CAUSAS DE LA GUERRA DE LA
INDEPENDENCIA
2. DESARROLLO Y FASES DE LA GUERRA DE
LA INDEPENDENCIA
A)
FASE
PREVIA-LEVANTAMIENTO EN MADRID
·
A-1)
Entrada en Madrid del Ejército francés.
·
A-2) El
Levantamiento del pueblo de Madrid.
B) FASES MILITARES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
· PRIMERA FASE:
El avance francés hasta la batalla de Bailén (mayo–julio de 1808)
·
LA
SEGUNDA FASE DE LA GUERRA (1808-1809).LA LLEGADA DE NAPOLEÓN Y LA
CONTRAOFENSIVA DE LA GRAND ARMÉE.
·
LA
TERCERA FASE DE LA GUERRA (1809-1811)
·
LA CUARTA
Y ÚLTIMA FASE DE LA GUERRA (1812-1814)
C) DATOS ADYACENTES A LAS OPERACIONES
MILITARES
· C-1) LA
GUERRA DE GUERRILLAS EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ESPAÑOLA
· C-2) LOS
AFRANCESADOS
· C-3)
PERSONAJES PRINCIPALES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA:
A) BANDO
ESPAÑOL
B) BANDO
FRANCÉS
C) BANDO
INGLÉS
3. CONSECUENCIAS
POLÍTICAS Y SOCIO-ECONÓMICAS DE LA GUERRA DE LA INDEPENCIA ESPAÑOLA
· CONSECUENCIAS POLÍTICAS: DE LA REVOLUCIÓN A
LA REACCIÓN
· CONSECUENCIAS SOCIOECONÓMICAS: RETRASO
EN LA REVOLUCIÓN INDUSTRIA Y EN LA DEMOGRÁFICA.
4. BIBLIOGRAFÍA
BÁSICA DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA USADA EN ESTE TRABAJO
·
BIBLIOGRAFÍA
WEB
·
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOTECA PÚBLICA LEÓN
·
BIBLIOGRAFÍA
ENCICLOPÉDICA
INTRODUCCIÓN
PREVIA: CONCEPTO DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
La Guerra de la Independencia Española,
Guerra del Francés o Guerra Peninsular (1808-1814) fue un enfrentamiento
militar entre España y el Primer Imperio Francés, parte de las Guerras
Napoleónicas, provocado por la pretensión de Napoleón de instalar en el trono
español a su hermano José Bonaparte, tras las abdicaciones de Bayona.
1.
CAUSAS
DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
CUESTIÓN PREVIA: ¿Qué es lo que motivó
esa invasión? Para responder a esto tendríamos que referirnos brevemente a la
política exterior del reinado de Carlos IV y a la situación del país en el
inicio de la guerra.
La política exterior de Carlos IV se
inscribe en el contexto de la Revolución francesa y su evolución posterior
(“cordón sanitario” de Floridablanca, dudas en seguir o no la alianza con
Francia, guerra con Francia tras la ejecución de la familia real francesa,
vuelta a la alianza con Francia tras la moderación de la revolución y sobre
todo la subida al poder de Napoleón que manejó a Godoy como una marioneta....).
Lo cierto es que la invasión militar de
España no fue, seguramente un plan premeditado de Napoleón, sino que fue
fraguándose al hilo de los acontecimientos:
1) Habría que partir del tratado de
Fontainebleau (1807) en donde Godoy, concedió el permiso a las tropas
napoleónicas para entrar en España para
invadir Portugal (fue la excusa para invadir España)
2) Por otro lado Napoleón tenía una
opinión bastante negativa tanto de la familia reinante y de su gobierno como
del propio país. Los informes de diplomáticos, militares y viajeros franceses
pintaban un país atrasado, supersticioso, voluble y con un ejército incapaz
de oponer resistencia a la apisonadora militar francesa. Y estos informes
llevaban parte de razón ya que a finales de 1807 la situación interna del país
era caótica.
a) Los efectos de la crisis demográfica (caída de natalidad y elevada mortalidad), se debía a las sucesivas guerras pero también al hambre y a la incidencia de las fiebres en el Sur (justo en plena Revolución demográfica, sobre todo en Inglaterra).
a) Los efectos de la crisis demográfica (caída de natalidad y elevada mortalidad), se debía a las sucesivas guerras pero también al hambre y a la incidencia de las fiebres en el Sur (justo en plena Revolución demográfica, sobre todo en Inglaterra).
b) La coyuntura agraria contribuía a agravar la situación; las guerras contra Inglaterra y el bloqueo continental, pese a no seguirse con todo el rigor, habían generado un alza de precios que disparó el precio del pan.
c) También había malestar entre los comerciantes: España pagaba el coste de la alianza con Francia y del bloqueo con la dificultad de mantener sus exportaciones a América a causa del contrabloqueo inglés y de la inexistencia de una Armada con la que oponerse a la flota inglesa.
d) A ello se unía la bancarrota de la Hacienda, a causa del descontrol en el gasto y, sobre todo, del endeudamiento, originado por las sucesivas guerras desde 1776. Ni la emisión de vales reales ni la incipiente desamortización, solucionaron el problema. En 1808, la deuda alcanzaba los 7.200 millones de reales, lo que significaba diez veces el total de ingresos de cada año.
3) Además la misma debilidad de la Monarquía
preocupaba a Napoleón, que temía un posible cambio de alianzas y necesitaba
asegurar su dominio sobre España... La destrucción de la flota española que
conjuntamente con la francesa, había sido estrepitosamente derrotada en
Trafalgar, hizo perder a Napoleón el deseo de mantener una relación equilibrada
con su socio español pues, sin barcos, de nada podía servirle ya para hacer
frente al poderío naval inglés. Para colmo, se sabía que numerosos puertos
españoles violaban el bloqueo, y que las mercancías británicas entraban en la
Península en cada vez mayor cantidad.
4) Además, crecía el desprestigio de
las instituciones. La figura de Godoy era objeto del mayor escarnio, pero
también se criticaba a los propios reyes; Carlos IV y María Luisa, por
sostenerle en el poder. Todo contribuía al descrédito del Príncipe de la Paz:
el “escándalo moral” que rodeaba al favorito; su influencia sobre los reyes;
sus numerosos títulos y riqueza; los desastres militares y políticos; la grave
situación económica; las epidemias y carestías de precios. De todo ello se
hacía responsable a Godoy. La nobleza, que le despreciaba por su origen plebeyo
y por haberla apartado del poder, se unió en torno al príncipe heredero
Fernando, que no dudó en conspirar contra sus padres para acabar con el
favorito. El clero no le perdonaba que siguiera adelante con las
desamortizaciones y que persiguiera al Santo Oficio, y clamaba contra el mal
gobierno desde los púlpitos, convenciendo a las clases populares de que Godoy
era el culpable de todos los males. La población veía en el heredero, Fernando,
a un salvador del país y de la dinastía... La camarilla, nombre con el que
luego se conocería al reducido grupo de consejeros de Fernando, ya se había
formado, y hombres como los duques del Infantado y de San Carlos o el canónigo
Escoiquiz contribuían a difundir la imagen del príncipe de Asturias como hombre
ejemplar y auténtico redentor de la Monarquía. En octubre de 1807 fue
descubierta una primera conspiración de Fernando, apoyado por sus principales
consejeros. El príncipe de Asturias acabó obteniendo el perdón de sus padres
tras el llamado proceso de El Escorial, en el que no tuvo reparo en delatar a
todos sus partidarios, que fueron desterrados. El lamentable espectáculo de los sucesos de El Escorial
contribuyó a alarmarle y afianzar el desprecio por sus aliados españoles.
Ya desde su llegada los ejércitos franceses distaron mucho de atenerse a
lo acordado en Fontainebleau. Los asentamientos no siempre se realizaron con
diplomacia, y se produjeron algunos incidentes entre la población y los
soldados franceses y los españoles pasaron de una inicial simpatía y curiosidad
a la alarma y al descontento. Quienes apoyaban a Fernando aprovecharon la
ocasión para dar el golpe definitivo a Godoy. En la noche del 17 al 18 de marzo
de 1808 se produjo el llamado motín de Aranjuez, cuando los partidarios de Fernando
tomaron al asalto el palacio. A la mañana siguiente el Príncipe de la Paz fue
depuesto, acusado de querer huir con los reyes a América, y detenido. Carlos
IV se vio obligado a abdicar, cediendo la Corona a su hijo.
Sin embargo Napoleón mostró un tremendo
error de cálculo cuando declaró: "Si aquello fuera a costarme 80.000
hombres, no lo haría, pero creo que no me harán falta más allá de 12.000".
No tardaría mucho en comprobar que no iba a poder conseguirlo ni con un
ejército de 200.000 soldados.
2.DESARROLLO Y FASES DE LA GUERRA DE LA
INDEPENDENCIA
A) FASE PREVIA-LEVANTAMIENTO EN MADRID
A-1)
Entrada en Madrid del Ejército francés.
Los franceses tenían como objetivo cortar todas las avenidas y puertas
principales que confluyen con la Puerta del Sol, aislando los cuarteles
españoles para evitar que se produjera resistencia interior.
A-2)
El Levantamiento del pueblo de Madrid.
Madrid se ganó en las cinco horas (de 8 de la mañana a 2 de la tarde),
de la mañana del 2 de Mayo de 1808, que duró la contienda el título Real de “Muy
Heroica”. Cuando acabó la jornada un millón de personas habían muerto.
El levantamiento comienza en el
Palacio Real. La Junta suprema se plantea la posibilidad de armar al pueblo
ante la gran diferencia numérica en al que se encontraban, los españoles
contaban con sólo 8.500 hombres mientras que los franceses eran unos 20.000 hombres.
Al final deciden no adoptar una postura hostil. A las siete de la mañana dos
carruajes salen de las caballerizas y de dirigen al Palacio Real; a las ocho y
media la Reina María Luisa sale en uno de los carruajes con sus hijos, el otro queda a la espera. A las nueve
menos cuarto un maestro cerrajero se da cuenta de la situación y da la voz de
alarma con la gran frase conocida: “¡nos los llevan!”. Al instante un gran
grupo de hombres y mujeres rodean las carrozas intentado impedir el viaje y
seguidamente cientos de personas comienzan a concentrarse en los exteriores del
Palacio Real. A las nueve y cuarto los granaderos de la Guardia Imperial
realizan una descarga de fusilería y metralla sobre casi 2.000 concentrados
frente al Palacio. A las diez las tropas francesas se apresuran a salir de sus
cuarteles. Los madrileños comienzan a acercarse a la Puerta del Sol, su
objetivo son las tropas francesas.
En las calles de Madrid donde la
contienda se recrudece cada vez más. A las diez y media los franceses pretenden
hacerse con el eje Alcalá-Mayor, para poder dividir la ciudad en dos.
Seguidamente, las tropas francesas entre ellas la guardia polaca y el escuadrón
de mamelucos, llegan a Sol y la plaza se convierte en un campo de batalla. A
las once y media los 60 militares y 150 civiles que ocupan la plaza de
Monteleón resisten durante una hora el ataque francés. A las doce y media 2.000
hombres madrileños participan en el ataque final al Parque. A la una de la
tarde el capitán Rafael Goicoechea, como oficial de mayor guarnición, rinde
Monteleón. Este es el principio del fin del levantamiento del pueblo de Madrid.
En total hubo 409 muertos (39 militares y 370 civiles), además de 170 heridos (28
militares y 142 civiles).
El pueblo de Madrid se armó con tijeras, palos, navajas, trabucos
antiguos, se tiraban ladrillos, piedras y todo tipo de objetos por las ventanas
para defender a su pueblo. No dudaron un segundo en luchar a pesar de poder
perder la vida. Mujeres y hombres lucharon juntos al ver la pasividad de los
que realmente tenía que defenderlos; la mayoría de los militares permanecieron
encerrados en sus cuarteles a la espera de órdenes y como no llegaron no se
movieron. Murat mandó fusilar a toda persona armada o que luchara, daba igual
la clase o condición. El gran pintor Francisco de Goya logró plasmar con gran
fidelidad algunos de los momentos de la batalla, dejándonos así el testigo de
los levantamientos.
El día siguiente a los levantamientos
vino la represión del ejército francés. Ya al anochecer del 2 de Mayo se
empezaron a escuchar las descargas al producirse los fusilamientos que no
cesaron hasta el amanecer. Todo aquel sospechoso de haber participado en el levantamiento
fue castigado con la muerte: los condenados fueron conducidos en pelotones al
pardo, en el Retiro, y a la montaña de Príncipe Pío. La brutalidad ejercida por
Murat hizo que se produjera un gran rechazo hacia los franceses no solo en
Madrid sino en toda la península que dio pie a que se produjeran revueltas y
levantamientos similares en otras ciudades.
ASALTO AL CUARTEL DE MONTELEÓN, 2 DE MAYO 1808
B)
FASES MILITARES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
1ª
FASE: El avance francés hasta la batalla de
Bailén (mayo–julio de 1808)
En junio de 1808, un ejército de
170.000 hombres se adentra en España confiando desplegarse en abanico por toda
España en pocos meses. Pero a fines de mayo, al conocerse la noticia de las
abdicaciones de Bayona y los sucesos de Madrid, se suceden levantamientos anti
franceses por toda España (Cartagena, Zamora, Sevilla, La Coruña, Valencia). Se
crean Juntas provinciales de Defensa en casi todas las capitales, formadas por
hombres de la aristocracia, el clero, militares y funcionarios. Enseguida con
delegados de estas juntas provinciales
se formó una Junta Central Suprema de 34 miembros (sept. de 1808) en Aranjuez, presidida por el
viejo Floridablanca–encargado de
coordinar la acción contra los franceses y de pedir ayuda a Inglaterra.
Estos levantamientos degeneran en
una GUERRA (1808–1813). Fue a la vez
una guerra nacional, frente a un enemigo
común –los franceses– y un conflicto internacional.
Las juntas provinciales se dotaron de
ejércitos regulares: el de Castilla al mando del general Cuesta; el de Galicia
al mando de Joaquín Blake; el de Aragón por el general Palafox; el de Andalucía
por el general Castaños
· En un
primer momento destacó la resistencia de algunas ciudades sitiadas por los
franceses: Zaragoza que resistió gracias a estar rodeada por antiguas murallas
y protegida por el río Ebro, amén de las barricadas y al papel de Agustina de
Aragón y del general Palafox.
AGUSTINA DE ARAGÓN EN EL SITIO DE ZARAGOZA, GOYA
· El
mariscal Dupont conquistó el centro de
Castilla y trata de dominar Andalucía, pero es derrotado en BAILÉN (Jaén. 19–22
de julio de 1808) por la Junta de Granada y Sevilla al mando del general
Castaños. Supuso la primera gran derrota de Napoleón en Europa y la rendición
de 20.000 soldados. Ello provocó las iras de Napoleón que calificó a Dupont de
estúpido y cobarde. José I que acababa de llegar a Madrid se retiró rápidamente
a Vitoria y las tropas francesas retrocedieron hasta el Ebro.
RENDICIÓN DE BAILÉN
LA SEGUNDA FASE DE LA GUERRA
(1808-1809).LA LLEGADA DE NAPOLEÓN Y LA CONTRAOFENSIVA DE LA GRAND ARMÉE.
Ante
el descalabro de Bailén, en noviembre de 1808, el propio Napoleón entra en
España, junto a sus principales generales, con un ejército de 250.000 hombres (La
Grande Armée) y desarrollan un avance espectacular: victorias en Tudela, Burgos
y Somosierrra. En menos de un mes Napoleón dispersó a lo mejor del ejército
español y entró de nuevo en Madrid (2 dic.1808). José Bonaparte vuelve a
Madrid, mientras que la Junta Central se refugia en Sevilla y más tarde en
Cádiz. Incluso Napoleón dictó 4 decretos reformistas: abolición de los derechos
feudales, de la Inquisición, reducción de los conventos y nacionalización de
sus bienes.
Napoleón
se marcha a finales de 1808 ante las noticias de rearme de Austria. Desde
comienzos de 1809, los franceses van a dominar toda España en una típica guerra
de desgaste a lo largo de tres años (1809–1811). Por su parte, el ejército
español se componía apenas de 100.000 soldados en pie de combate y algunos
focos aislados de resistencia.
En
1810, casi todo el territorio peninsular estaba en manos de Francia:
a) Massena
trata de conquistar Portugal, donde había desembarcado un ejército británico de
12.000 hombres al mando de sir Arthur Wellesley (futuro duque de Wellington).
Massena conquisto Ciudad Rodrigo y Almeida en Portugal, pero no logró su fin:
La estrategia aliada consistió en destruir puentes, barcas y transbordadores.
Además se construyó la línea de Torres
Vedras (una colosal fortificación a base
de obstáculos naturales a lo largo de 47
Km. con 30.000 ingleses y 30.000 portugueses) que logró proteger Lisboa.
b) Soult conquistó toda Andalucía desde Jaén
hasta poner sitio a Cádiz. Desde febrero de 1810, Cádiz es asediada por 20.000
franceses pero resultó imposible de conquistar debido a que estaba protegida
por una flota conjunta hispano–británica y un cuerpo del ejército al mando del
duque de Alburquerque –que llegó a Cádiz un día antes que los franceses–.
Además los españoles volaron el puente de Zuazo y el río Santi Petri se
convirtió en un foso insalvable, ya que el gobernador militar de Cádiz destruyó
todas las barcas. A estas alturas, sólo
quedan libres, Lisboa, Galicia, Cádiz
(donde en 1811 se reúnen las Cortes) y la España insular.
MARISCAL SOULT
LA TERCERA FASE DE LA GUERRA
(1809-1811)
Desde
1809 en adelante la guerra entra en una fase desgaste caracterizada por la
imposibilidad de dominar el territorio peninsular y por la hostilidad continua
de la guerrilla, que se generalizará a partir de la campaña de Napoleón, como
forma típica de resistencia civil. Compuestas al principio por unas docenas de
hombres, van creciendo aceleradamente a sumarse a ellas no sólo civiles, sino
numerosos delincuentes y también soldados de unidades del ejército dispersadas
por los franceses. Sus mandos surgen del pueblo entre quienes demuestran mayor
resolución, dotes de mando y habilidad táctica, pero también hay oficiales del
ejército que optan por organizar sus propias unidades. En 1810 fueron
reglamentadas incluso por la Junta Central como unidades legales, y al final de
la guerra se habían convertido ya en auténticas divisiones, como ocurrió con la
dirigida por Espoz y Mina en Navarra, con más de 3500 hombres.
La
importancia de la guerrilla radica en su peculiar táctica. El guerrero rehúye
la batalla frontal, en la que se sabe inferior, y opta por golpear
repetidamente, mediante emboscadas, contra fuerzas reducidas del enemigo.
Cuando tiene garantías, ataca, cuando no, se esconde. Vive sobre el terreno,
pero cuenta con el apoyo de la población que le suministra víveres, información
y escondites, lo que hace muy difícil a los franceses detectarles y
capturarles. Sus objetivos clave son las líneas de comunicación, la
retaguardia, los abastecimientos y los convoyes de armas. Su efecto sobre el
ejército francés es doble: por un lado, mina la moral de los soldados, que
viven en tensión permanente ante la imprevisibilidad de los ataques
guerrilleros; por otro lado obliga a mantener un elevado número de hombres
dedicados a misiones de escolta, vigilancia y control de retaguardia, lo que
merma considerablemente las tropas que participan en campañas de guerra
convencional. Además, los guerrilleros colaboran desde 1808 con las unidades
de los ejércitos regulares español e inglés. Como conclusión, puede afirmarse
que la guerrilla, término español que se ha extendido a todos los idiomas, fue
decisiva para la derrota francesa.
Durante
1809 los generales franceses tuvieron que contentarse con asentar las zonas
conquistadas, enfrentándose al ejército inglés de Wellesley. La batalla de
Talavera, en julio, terminó con un resultado incierto, pero Wellesley, cuya habilidad
táctica fue premiada con el título de duque de Wellington, debió retirarse ante
su marcada inferioridad numérica. En
noviembre, el mariscal Soult conseguía
derrotar en Ocaña al ejército de 50.000-hombres que intentaban liberar
Madrid.
Resultado
de la batalla de Ocaña y de la paralela de Wagram en Austria fue que los franceses, reforzados con
40.000 soldados más pudieron realizar entre enero y febrero de 1810 la
conquista de Andalucía. La campaña de Soult fue rapidísima, obligando a la
Junta Central a trasladarse precipitadamente a Cádiz. Allí la llegada de refuerzos de Portugal y el control del acceso
marítimo por la escuadra inglesa permitió
a la ciudad resistir las acometidas francesas. Pero el resto de
Andalucía pasó a estar bajo control de José I. 1810 marcó el apogeo francés en
España.
LA CUARTA Y ÚLTIMA FASE DE LA GUERRA
(1812-1814)
A
partir de ahí comienza el declive francés. En marzo de 1811, tras la derrota de Torres Vedras, los
franceses abandonaron Portugal.
A la
imposibilidad de tomar Cádiz, convertida en un símbolo de la resistencia, se
unió el desgaste de las tropas. En 1812 Wellington avanzó por el Sur,
reconquistando Badajoz en marzo, y Napoleón tomó una decisión trascendental:
retiró 50.000 hombres para enviarlos a la campaña de Rusia, que habría de ser
decisiva para su derrota. El 27 de junio las tropas de Wellington remontando
hacia el Norte, entraban en Salamanca, y un mes después tuvo lugar la batalla
de Los Arapiles, en la que la victoria inglesa abrió el camino hacia Madrid. José 1 huyó hacia Valencia, aunque
aún pudo reorganizar sus tropas y
contraatacar, volviendo a Madrid el 3 de noviembre.
Tras
el desastre de Rusia, Napoleón volvió a retirar otros 100.000 hombres para
asegurar la defensa de Francia, dejando apenas otros 100.000 contra los casi
200.000 del ejército hispano-inglés. En mayo de 1813 Wellington emprendió la
ofensiva final, y días después José I
abandonaba definitivamente Madrid. El 21 de junio la batalla de Vitoria
consumó la derrota francesa, y obligó a José I a cruzar la frontera. Los
ejércitos españoles avanzaban en todos los frentes, y los generales franceses
procedieron a organizar una retirada ordenada de sus tropas. El 11 de
diciembre, asediado en su propio territorio Napoleón firmaba el tratado de
Valencay, por el que restituía la Corona de España a Fernando VII. Mientras las
tropas españolas e inglesas contribuían a terminar con el Imperio napoleónico
en Francia, el 13 de marzo emprendía Fernando el camino de regreso a España. El
8 de abril, tras un último enfrentamiento en Toulouse, se firmó el armisticio.
La guerra había terminado.
LA BATALLA DE LOS ARAPILES, SALAMANCA
C) DATOS ADYACENTES A LAS OPERACIONES
MILITARES
El estudio de la Guerra de la
Independencia no estaría completo sin tres epígrafes fundamentales que ayudan a
comprender el desarrollo del proceso histórico que vivió España durante los
años 1808/1814.
A continuación paso a exponer estos
epígrafes:
C-1)
LA GUERRA DE GUERRILLAS EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ESPAÑOLA
La guerra de guerrillas consiste en someter a un ejercito regular a un
continuo acoso, con pequeños golpes de mano que obliga al ejercito invasor a
estar en permanente alerta y a empeñar un mayor número de efectivos en sus
labores de ocupación, dando como resultado un desgaste físico y psicológico que
puede llegar a suponer un gran peso para el ejército hostigado como fue en el
caso del ejercito francés en la guerra de independencia española.
EVOLUCION
DE LA LUCHA GUERRILLERA
A medida que los franceses se iban
imponiendo militarmente y las autoridades civiles dejaban un vacío de poder,
pequeñas partidas se iban organizando con diferentes motivos, el patriotismo,
poner freno al pillaje de las tropas invasoras, o incluso aquellos que se veían
arrastrados por la dinámica de los acontecimientos. En un principio no eran más
que partidas de campesinos, desocupados, prófugos desertores…. En ocasiones el
líder era alguien con una cierta relevancia social en la zona a causa de su
cargo o posición como el cura Merino y en otras los jefes de las partidas eran
gente llana dotada de gran carisma como es el caso del Empecinado. Algunas
partidas crecieron rápidamente en efectivos, como es el caso de la guerrilla
organizada por Javier Mina que “se echó al monte” con unos doce hombres y
apenas un mes después ya contaba con 200.
Otra evolución de la guerrilla a lo
largo de la guerra de independencia española, fue su equipamiento en un
principio vestían ropas de civiles y su armamento se reducía a armas blancas y
algunos antiguos trabucos y escopetas y su logística consistía en sobrevivir
por los medios propios y del terreno. Con el tiempo el equipamiento fue
mejorando gracias a las incautaciones de material del enemigo y la logística
mejoró a medida que se ganaba apoyo popular en las poblaciones, las cuales les
solían suministrar víveres, ropa y calzado.
Las tácticas eran muy simples, atacar
cuando se podía obtener una ventaja, en caso contrario lo mejor era rehuir al
enemigo. Cuando una partida de guerrilleros se decidía a actuar su ataque era
cruel, no ciñéndose a ningún convencionalismo militar, pero sobre todo el
resultado de sus acciones era eficaz y barato para el global de la guerra. Una vez avanzada la guerra y con partidas de
guerrilleros ya mucho más numerosas algunos guerrilleros emprendieron acciones
a gran escala como es el caso del Empecinado en la zona del Duero. En otras
ocasiones sus acciones apoyaron las operaciones de los ejércitos regulares bien
fuese por apoyo e información sobre el terreno o incluso por apoyo directo en
acciones armadas. La disciplina dentro de las partidas era expeditiva, con
fusilamientos y ahorcamientos sumarísimos en caso de traición.
Por otra parte los choques de intereses
con las autoridades españolas también fueron comunes. La Junta Suprema intentó
regularlos para evitar desmanes y progresivamente integrarlos en el ejército
regular aunque sin reconocer sus grados. En ocasiones se indultó a
contrabandistas y otros delincuentes por pertenecer a las partidas de las
guerrillas.
Con la llegada de 1812 y la campaña de
Rusia los efectivos franceses en la Península se redujeron y esta debilidad fue
aprovechada por los ejércitos ingleses y español así como por la guerrilla para
estrechar el cerco sobre los invasores franceses. José Bonaparte ya sólo
contaba con 100.000 hombres en toda la península, mientras que enfrente tenía a
un ejército de 65000 anglo-portugueses y a unos 60000 españoles; además de
quizá otros 30000 repartidos en las diferentes partidas de la guerrilla. Todo
esto sumado a un prácticamente nulo apoyo popular hacía la situación
insostenible para los franceses. El 23 de Marzo de 1813 José Bonaparte abandona
definitivamente Madrid.
JUAN MARTÍN, EL EMPECINADO, GUERRILLERO ESPAÑOL
C-2)
LOS “AFRANCESADOS”
Se llamó afrancesados a quienes
aceptaron la renuncia de Carlos IV y de Fernando VII, viendo en el régimen
napoleónico la posibilidad de realizar la reforma. Los componentes de este
grupo procedían de los ilustrados del siglo XVIII y pertenecían a las más altas
capas de la sociedad. Se sentían atraídos por el prestigio de Napoleón porque
había consolidado la revolución (burguesía) o porque había restaurado el orden
(nobleza y clero).
La inmensa mayoría del pueblo no estaba
de acuerdo con esta actitud y los afrancesados fueron tachados de traidores,
aunque en la actualidad muchos historiadores están de acuerdo en aceptar su
buena fe. El número de afrancesados que se expatriaron al terminar la guerra
fue de unos doce mil.
La ideología de los afrancesados, al
enlazar con la de los ilustrados, les llevó a defender una monarquía
autoritaria capaz de realizar las reformas y, al mismo tiempo, evitar la
alternativa revolucionaria. Esta concepción tienen los decretos que promulgó
Napoleón tras la conquista de Madrid en 1808 y que se referían a la supresión
del régimen señorial y de la Inquisición a la reducción del número de conventos
y al traslado de las aduanas a las fronteras, así como los proyectos de reforma
del Código Civil y de la administración y la eliminación de las tierras de
“manos muertas”.
FRANCISCO DE GOYA, CONSIDERADO POR ALGUNOS COMO AFRANCESADO
C-3)
PERSONAJES PRINCIPALES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
C-3-1)
BANDO ESPAÑOL:
· FERNANDO VII: Fernando VII de Borbón (San Lorenzo de
El Escorial, 14 de octubre de 1784 – Madrid, 29 de septiembre de 1833), llamado
el Deseado, rey de España en 1808. Tras la expulsión del rey intruso José
Bonaparte, reinó nuevamente desde 1813 hasta su muerte, exceptuando un breve
intervalo en 1823, destituido por el Consejo de Regencia. Hijo y sucesor de
Carlos IV y de María Luisa de Parma, pocos monarcas disfrutaron de tanta
confianza y popularidad iniciales por parte del pueblo español. Sin embargo,
pronto se reveló como un soberano absolutista, y uno de los que menos satisfizo
los deseos de sus súbditos, que lo consideraban sin escrúpulos, vengativo y
traicionero. Rodeado de una camarilla de aduladores, su política se orientó en
buena medida a su propia supervivencia.
FERNANDO VII, REY DE ESPAÑA
· GENERAL CASTAÑOS: (Francisco Javier Castaños y Aragorri,
duque de Bailén) Militar español, símbolo de la resistencia contra los
franceses en la Guerra de la Independencia de 1808-14 (Madrid, 1756-1852). Era
comandante general del Campo de Gibraltar cuando se produjo la invasión
francesa en 1808; enseguida se puso al servicio de la Junta de Sevilla, que le
nombró capitán general de Andalucía. Como tal derrotó a las tropas de Dupont en
la batalla de Bailén de aquel mismo año, que expulsó temporalmente a los
franceses de la Península y que tuvo una gran resonancia en Europa, por
constituir la primera derrota del hasta entonces invencible Napoleón Bonaparte.
Nombrado duque de Bailén por aquella victoria, Castaños se convirtió en un
símbolo nacional una vez acabada la guerra, a pesar de que ya no obtuvo más
éxitos militares: presidió las últimas Cortes castellanas del Antiguo Régimen,
convocadas por Fernando VII en 1833 para jurar como heredera del Trono a la
princesa Isabel (la futura Isabel II), así como el Consejo de Estado creado
para garantizar la sucesión (1832-34).
· AGUSTINA DE ARAGÓN: (Agustina Raimunda Saragossa i
Domènech; Barcelona, 1786 - Ceuta, 1857) Patriota española, llamada en
ocasiones La Artillera, famosa por su defensa del Portillo en Zaragoza durante
la guerra de la Independencia (1808), acción que le valió el grado de
subteniente. Al estallar la Guerra de la Independencia (1808-1814), Agustina de
Aragón siguió por los campos de batalla a su marido, el cabo de artillería Joan
Roca i Vilaseca, con el que se había casado en 1803, con apenas dieciséis años.
Junto a él participó en la defensa de la ciudad de Zaragoza, asediada por las
tropas napoleónicas. El 2 de julio de 1808, tras morir los artilleros que
defendían con un cañón el baluarte del Portillo, Agustina de Aragón hizo fuego
con una pieza de artillería contra los franceses que penetraban ya en la
ciudad, contribuyendo a rechazar el ataque enemigo. Las tropas francesas
hubieron de levantar el asedio el 15 de agosto. Su ejemplo alentó el espíritu
de lucha de los zaragozanos, por lo que el general Palafox, al conocer su
acción, le concedió el grado de oficial del ejército. En el segundo sitio de
Zaragoza, y tras dos meses de resistencia, la ciudad cayó en manos de los
franceses (21 de febrero de 1809).Agustina de Aragón fue capturada, pero
consiguió escapar y siguió luchando al lado de su marido en Tortosa (Tarragona)
y Vitoria. Años después, en 1814, el mismo Fernando VII quiso conocerla en
persona, y al saber de la mala situación económica de la familia, le otorgó una
pensión vitalicia de cien reales mensuales. En 1870 sus restos fueron
trasladados a Zaragoza, donde es hornada como heroína y símbolo de la
resistencia contra la ocupación francesa. Goya exaltó su figura en un grabado
de su serie Desastres de la guerra.
· EL EMPECINADO: (Juan Martín Díaz, llamado el
Empecinado; Castrillo de Duero, Valladolid, 1775 - Roa, Burgos, 1825)
Guerrillero español. Este hijo de un labrador acomodado de Castilla tenía
experiencia como soldado desde que combatió contra la Francia de la Convención
en la Guerra del Rosellón (1792-95). Posteriormente, su animadversión contra
los franceses le llevó a realizar alguna operación de sabotaje en la época en
que Francia era aliada de España. Tras el levantamiento popular de 1808, con el
que dio comienzo la Guerra de la Independencia, se unió a las fuerzas del
general Cuesta, vencidas por los franceses en las batallas de Cabezón y Medina
de Rioseco. Tras la derrota del ejército regular, y consciente de la dificultad
de vencer al poderoso ejército napoleónico en campo abierto, organizó partidas
de guerrilleros que hostigaron continuamente a los franceses con pequeñas
acciones rápidas que dificultaban las comunicaciones; amparándose en el
conocimiento del terreno y en la movilidad de pequeñas partidas irregulares,
sostuvo una guerra de desgaste penosa para el ejército napoleónico, que mantuvo
abierta la «guerra peninsular» hasta 1814. El Empecinado (apodo que recibían
los vecinos de su pueblo natal) organizó diversas partidas por las actuales
provincias de Valladolid, Burgos, Segovia, Guadalajara y Cuenca, como la
«Partida de descubridores de Castilla la Vieja», los «Tiradores de Sigüenza» o
los «Voluntarios de Guadalajara», hasta un total de unos diez mil hombres; sus
acciones se extendieron ocasionalmente hasta la costa mediterránea y la
frontera portuguesa, y estuvieron coordinadas con la ofensiva inglesa mandada
por Wellington. Los franceses intentaron infructuosamente capturarle,
encargando de ello al general Joseph Leopold Hugo, que tenía experiencia en la
lucha contra la guerrilla en la Vendée y en los Abruzzos italianos. El
Empecinado se convirtió en un héroe mítico en la imaginación del pueblo que
sufría la ocupación francesa; la Junta Central y la Regencia le reconocieron sus
méritos concediéndole el grado de general. Pero cuando, derrotados los
franceses, recuperó el Trono Fernando VII y éste restauró el absolutismo
monárquico rechazando la obra de las Cortes de Cádiz, El Empecinado se declaró
partidario del liberalismo y reclamó al rey que aceptara la Constitución. Lejos
de ello, Fernando VII le confinó en Valladolid.
C-3-2)
BANDO FRANCÉS:
· NAPOLEÓN BONAPARTE: nació en la isla de Córcega
en 1769. Sus padres fueron Charles Bonaparte y María Laetizia Ramolino. Siguió
la carrera militar en la especialidad de artillería, destacando en varios
sucesos de la Revolución Francesa, como la reconquista del puerto de Tolón en
1793. Este hecho le permitió ascender al rango de general de brigada. Durante
el periodo del Directorio, Napoleón llevó a cabo una brillante campaña en
Italia derrotando a los austriacos en Lodi, Arcola y Rivoli. Aprovechando su gran
popularidad en Francia dio el golpe de estado del 18 de Brumario del año VIII
de la Revolución (9 de noviembre de 1799), para instaurar un triunvirato
formado por Sièyes, Ducos y él mismo. Poco después se proclamó primer cónsul,
cargo que le permitía gobernar durante diez años. En 1804, se convirtió en
Emperador y buscó tener el control de toda Europa. En esta etapa invadió muchos
países y obtuvo grandes victorias, pero también fracasos como sus campañas en
Rusia y España. Finalmente, fue derrotado por la Séptima Coalición encabezada
por Inglaterra. Después de la batalla de
Waterloo, Napoleón fue capturado por los ingleses en 1815. Lo llevaron a la
isla Santa Elena (Océano Atlántico), donde murió en 1821.
NAPOLEÓN I, EMPERADOR DE FRANCIA
· MARISCAL
MURAT: Mariscal
del ejército francés a quien Napoleón hizo rey de Nápoles (La Bastide, Lot,
1767 - Pizzo, Calabria, 1815). Hizo su carrera a la sombra del general
Bonaparte, al cual acompañó como ayudante de campo en las campañas de Italia
(1796-97) y Egipto (1798-99). Ascendido a general, ayudó a Bonaparte a preparar
el golpe de Estado que le llevó al poder en 1799. En recompensa, Napoleón le
casó con su hermana Carolina y le puso al mando de su Guardia Consular. Desde
entonces recibió cargos importantes como militar de talento y hombre de la
máxima confianza del emperador: tuvo un papel importante mandando la caballería
en las victorias francesas de Marengo (1800), Austerlitz (1805), Jena (1806) y
Friedland (1807), expulsó a los napolitanos de Roma (1801), fue nombrado
gobernador de París, mariscal y príncipe del Imperio (1804) y, a raíz de la
reordenación napoleónica de Alemania, soberano del Gran Ducado de Berg
(1806).En 1808 fue enviado a España como agente de Napoleón, manejando con
habilidad la crisis dinástica de los Borbones en beneficio de los intereses
franceses: desplegó sus tropas ocupando el país, reprimió la reacción popular
de rebeldía que estalló como consecuencia y convenció a Carlos IV y Fernando
VII para que se trasladaran a Bayona, donde Napoleón les hizo abdicar en su
provecho. Sin embargo, Murat vio defraudadas sus expectativas de que Napoleón
le nombrara rey de España, pues prefirió dar ese Trono a su propio hermano,
José I; a cambio, Murat fue nombrado rey de Nápoles, como miembro de la familia
imperial, reinando en aquel país entre 1808 y 1815.
· MARISCAL NEY: (Michel Ney, duque de Elchingen y
príncipe del Moskova; Sarrelouis, 1769-París, 1815) Mariscal francés. Destacó
en las batallas de Jena (1806) y Friedland (1807). Enviado por Napoleón a la
península Ibérica, actuó en diversas contiendas en Galicia, Asturias y
Portugal. Tras tomar parte en la campaña de Rusia (1812), aconsejó a Napoleón
que abdicara y pasó a colaborar con los Borbones. En 1815 apoyó nuevamente a
Napoleón y combatió con él en Waterloo, siendo posteriormente ejecutado.
· GENERAL DUPONT: Pierre-Antoine Dupont de l'Étang, (Chabanais, Angoumois, 1765-París,
1840) Militar francés. General de Napoleón que actuó en Italia y en España; fue
derrotado por Castaños en Bailén (1808). Ministro de la Guerra (1814) de Luis
XVIII.
C-3-3)
BANDO INGLÉS:
· LORD WELLINGTON: (Arthur Wellesley, duque de Wellington)
Militar y político británico (Dublín, Irlanda, 1769 - Walmer Castle, Kent,
Inglaterra, 1852). Entró en el ejército en 1787. Luego sirvió en la India,
donde su hermano Carlos -el marqués de Wellesley- era gobernador (1796-1805).
Y, siguiendo también a su hermano, entró en política como diputado conservador
en la Cámara de los Comunes en 1805, y ejerció como secretario para Irlanda en
1807. En 1808 fue puesto al mando del ejército que Gran Bretaña envió a
Portugal para combatir contra la ocupación francesa de la península Ibérica. En
aquel mismo año hubo de regresar a Inglaterra para responder ante un tribunal
por haber permitido la retirada de Junot tras derrotarle en los alrededores de
Lisboa. Fue declarado inocente y autorizado a continuar la dirección de la Guerra
Peninsular (Guerra de la Independencia, para la historiografía española, de
1808-14).La suerte de la guerra le fue desfavorable hasta 1810. Pero, después
de contener el avance francés hacia Lisboa en Torres Vedras (1811), comenzó una
ofensiva victoriosa hacia el centro de la Península, contando con el apoyo de
la guerrilla autóctona, que debilitaba la posición militar de los franceses:
tomó Ciudad Rodrigo y Badajoz, derrotó a Marmont en la batalla de los Arapiles,
ocupó Madrid (1812), persiguió a José I Bonaparte hacia el norte hasta
infligirle dos nuevas derrotas en Vitoria y San Marcial (1813), traspasó los
Pirineos y, ya en territorio francés, venció definitivamente a Soult en
Toulouse (1814).Su avance fue simultáneo al de las tropas alemanas y rusas que
culminó en la batalla de Leipzig; y ambos éxitos aliados determinaron la caída
de Napoleón y la restauración de los Borbones, tanto en España (Fernando VII)
como en Francia (Luis XVIII).El inesperado regreso de Napoleón al poder durante
el Imperio de los Cien Días obligó a sus enemigos a formar una nueva coalición,
enviando un ejército bajo el mando de Wellington, que le derrotó
definitivamente en la batalla de Waterloo (1815).
3. CONSECUENCIAS POLÍTICAS Y
SOCIO-ECONÓMICAS DE LA GUERRA DE LA INDEPENCIA ESPAÑOLA
A) CONSECUENCIAS POLÍTICAS: DE LA
REVOLUCIÓN A LA REACCIÓN
En el aspecto político podemos
observar, gracias a la lejanía del rey Fernando VII (prisionero en Francia),
como la burguesía aprovecha el momento de debilidad del Antiguo Régimen para
afianzarse en Cádiz con la promulgación de una Constitución el 19 de marzo de
1812. Esta constitución es de carácter claramente liberal y se basaba en un
régimen de soberanía nacional con un rey al frente, o sea, era una monarquía
constitucional. La iglesia se seguía manteniendo como una fuerza política a
tener en cuenta, ya que la religión oficial (y única) era la Católica,
Apostólica y Romana.
Sin embargo el fin de la guerra con el
Tratado de Valençay (11 de noviembre de 1813) por el que la corona española era
restaurada en la persona de Fernando supuso un viraje hacia la situación
política anterior.. Cuando entró en Madrid, al grito de "Vivan las
caenas" un grupo de madrileños recibió con emoción al “deseado” y las reformas realizadas durante el periodo de
las Cortes de Cádiz no fueron del agrado del rey, quien recibió el
incondicional apoyo de los absolutistas firmantes del llamado Manifiesto de los
Persas. Un Golpe de Estado ( el del General Elío) ponía fin a la era liberal
inaugurada con la convocatoria de Cortes y el decreto de 4 de mayo de 1814
declaraba "nulos y de ningún valor ni efecto" tanto la Constitución
como todos los decretos promulgados por las Cortes gaditanas. De esta manera se
restauraba la monarquía absoluta en España, recuperando la sociedad del Antiguo
Régimen imperante antes de los episodios de 1808. Además se daban los primeros
exilios políticos de la historia contemporánea: Los afrancesados, a pesar de
que en el tratado de Valençay se había acordado no tomar medidas de represalia
contra ellos.
Además, y a pesar de haber vencido
a los franceses, España queda definitivamente como segunda potencia
internacional y apenas intervendrá en las decisiones del Congreso de Viena.
Otra consecuencia política fue la
emancipación de las colonias americanas. Los criollos, hijos de españoles
emigrantes a las colonias americanas, aprovecharon el momento de desconcierto
político reinante en España para hacerse fuertes y, poco a poco, aumentar su
peso político en el territorio americano. Desde finales del siglo XVIII, fruto
de las ideas ilustradas, un viento de independencia recorre los territorios
coloniales americanos. Ya en 1804, Haití, que por aquél entonces comprendía el
total de la isla de Santo Domingo, siguió el camino marcado por los estadounidenses.
Pocos años más tarde, en 1811, aprovechando la debilidad de la corona española
por las guerras napoleónicas, Venezuela se declaró independiente, siguiéndole
ese mismo año Paraguay. Las Provincias Unidas del Río de La Plata, que más
tarde se llamarán Argentina, declaran su independencia en 1812.
B)CONSECUENCIAS SOCIECONÓMICAS: RETRASO
EN LA REVOLUCIÓN INDUSTRIA Y EN LA DEMOGRÁFICA.
Debido al tipo de guerra total,
destrucción total durante seis años,
hubo grandes pérdidas en Agricultura un colapso del comercio y la
hacienda entró en bancarrota. Muchos historiadores ven la guerra de la
independencia como una causa del fracaso de la revolución industrial.
Lógicamente estos 6 años de guerra
tuvieron unas consecuencias nefastas
para la economía que ya de por sí estaba en crisis antes de comenzar la guerra.
Además de la pérdida del monopolio sobre los productos coloniales y de la
destrucción de la industria que tanto costó construir el siglo anterior, el
Estado se endeuda de tal forma que tiene que pedir créditos. Esto conlleva un
ánimo claramente especulativo, en vez de netamente productivo, entre los
poseedores de capital, otro factor más para el estancamiento de la industria,
mientras que Inglaterra, que no se vio directamente afectada en su suelo por las
guerras napoleónicas, continuaba su camino imparable hacia la Revolución
Industrial.
A todo ello habría que sumar las
consecuencias demográficas con un gran número de bajas. Los datos de bajas
varían mucho y van desde los 300.000
hasta el millón de victimas a lo largo de casi 500 batallas e infinitas escaramuzas. Y como pasa
en lo que respecta a la Revolución Industrial también la guerra acentuó el
retraso en la Revolución demográfica, no sólo por las muertes directas en el
campo de batalla sino también por el descenso de la tasa de natalidad que
conlleva toda guerra. Además España
arrastraba la crisis demográfica desde fines del XVIII, de tal forma que el crecimiento de la
población española será uno de los más bajos del Continente durante el siglo
XIX (no duplica su población hasta bien entrado el siglo XX): de 11.500.000 en
1797 (según el censo de Godoy, se pasa a 18.600.000 en 1900.
FUSILAMIENTOS TRES MAYO, UNA GUERRA CRUEL
4. BIBLIOGRAFÍA BÁSICA DE LA GUERRA DE LA
INDEPENDENCIA USADA EN ESTE TRABAJO.
4.A) BIBLIOGRAFÍA WEB
4.A) BIBLIOGRAFÍA WEB
http://www.mcu.es/cooperacion/MC/Bicentenario/index.htm
http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal
/guerraindependencia/
http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal
/guerraindependencia/
4. B) BIBLIOGRAFÍA IMPRESA BIBLIOTECA PUBLICA LEÓN
• “La
Guerra de la Independencia española”. Autor: Ramón Solís. Editorial: Noguer, Año: 1973.
• La
Guerra de la Independencia en España (1808-1814). Autor: Jean-René Aymes
Editorial: Siglo Veintiuno de España, 2003.
4.C) BIBLIOGRAFÍA ENCICLOPÉDICA: